Playa el Rodadero Santa Marta

Este recorrido histórico invita al lector a comprender cómo un espacio natural se transformó en un ícono del turismo responsable, cultural y recreativo del Caribe colombiano.

EL RODADERO

El Rodadero: la joya turística que nació entre cerros y arena

La historia de El Rodadero, una de las playas más emblemáticas de Santa Marta, es también la historia del crecimiento turístico de la ciudad. Lo que hoy es un destino vibrante, lleno de hoteles, turistas y deportes náuticos, alguna vez fue un rincón tranquilo, escondido entre cerros, donde la naturaleza mandaba.

De cerros tranquilos a zona de recreo

Mucho antes de que llegaran los turistas, esta bahía era frecuentada por pescadores locales y comunidades indígenas que veían en sus aguas un espacio de sustento y conexión espiritual. El nombre «El Rodadero» tiene un origen curioso: hacía referencia a una duna natural por la que los niños y jóvenes se deslizaban como si fuera un tobogán de arena. Esa simple diversión dio identidad a lo que, con el tiempo, sería uno de los balnearios más visitados del Caribe colombiano.

El camino hacia el turismo

El verdadero impulso turístico comenzó en los años 50, cuando se construyó una carretera que conectó Santa Marta con esta ensenada aún virgen. El desarrollo fue rápido. Con la llegada de hoteles pioneros como el Tamacá, se comenzaron a levantar edificios y a preparar la zona para recibir viajeros. Lo que antes era solo naturaleza y mar, se convirtió en una nueva cara de Santa Marta: moderna, hospitalaria y abierta al mundo.

Auge arquitectónico y expansión

En las décadas siguientes, especialmente durante los años 70 y 80, El Rodadero vivió una transformación urbana acelerada. Edificios altos empezaron a surgir junto a la costa, muchos de ellos con vistas panorámicas al mar Caribe. También se realizaron intervenciones para ampliar la playa, rellenando parte de la bahía con arena para ofrecer un espacio más amplio y cómodo a los visitantes.

Cultura, mar y biodiversidad

Un símbolo vivo de Santa Marta

Hoy, El Rodadero es mucho más que una playa. Es el resultado de una evolución que combina historia, cultura, naturaleza y turismo. Es un lugar donde convergen locales y visitantes, donde se celebran atardeceres y se comparten experiencias. Caminar por su malecón, sentir la brisa y observar su vida nocturna es entender por qué este rincón ha logrado mantenerse como uno de los favoritos de Colombia durante décadas.